








Primer Museo de Buenos Aires en promover el juego como patrimonio cultural.
Proyecto
El Museo de la imaginación y el juego es el primer espacio en la Ciudad de Buenos Aires pensado y diseñado para los tres segmentos que componen la infancia. Promoviendo el derecho al juego a través de experiencias dinámicas, inmersivas y multisensoriales, que reflejan un espíritu lúdico innovador y que estimulen la curiosidad e imaginación de los niños; dando lugar a la metáfora y evitando los clásicos juegos de rol presentes en la mayoría de los espacios públicos existentes.
Emplazado en la emblemática Ex-Cervecería Munich de costanera Sur, MIJU, consta de tres plantas que alojan instalaciones lúdicas segmentadas según los intereses de cada franja etaria. Las salas están destinadas al disfrute, el juego libre y la experimentación sensorial; estimulando la imaginación, curiosidad y creatividad de las infancias.

“El tiempo es un eje central en las operaciones de diseño y lúdicas de MIJU. A través de sus tres plantas, el museo acompaña el desarrollo del niño, brindando experiencias que lo cuidan, estimulan y divierten a lo largo de sus primeros 12 años de vida”.
Mariano Sigal














Pisos por edad
Sala 0-3
El espacio destinado a la primera infancia, fue cuidadosamente diseñado y emplazado en un sector retirado y resguardado del conjunto general, garantizando así un entorno seguro, contenido y especialmente adaptado a las necesidades de niños y niñas en sus primeros años de vida. La sala propone una experiencia espacial que estimula el juego sensorio-motriz a través de un lenguaje arquitectónico blando, envolvente y orgánico. Las instalaciones lúdicas se configuran mediante volúmenes de formas suaves y curvas, elaboradas con materiales textiles y tapicería de alta calidad, seleccionados no solo por su seguridad y durabilidad, sino también por su capacidad para ofrecer estímulos táctiles diversos a través de relieves, texturas y temperaturas. El paisaje lúdico también incorpora instalaciones lumínicas, cromáticas y sonoras que buscan acompañar el desarrollo cognitivo, perceptivo y emocional de los más pequeños. Cada propuesta lúdica se integra a la arquitectura no como ornamento, sino como herramientas activas en la construcción de un ambiente sensorial que promueva la exploración autónoma, el vínculo afectivo y la estimulación temprana de los niños y niñas.
Sala 4-7
La planta baja del edificio se organiza a partir de dos grandes salas interconectadas, articuladas alrededor de dos estructuras volumétricas de gran escala llamadas "torres". Estas piezas centrales operan no solo como nodos funcionales del juego, sino también como hitos espaciales que estructuran la circulación, la orientación y la apropiación del espacio por parte de los niños y niñas.
La conexión entre ambas torres se da a través de un nivel intermedio preexistente, característico de la arquitectura original del edificio. Esta particularidad fue incorporada al proyecto no como una condición a resolver, sino como una oportunidad para integrar el patrimonio original con las propuestas lúdicas.
Las estructuras y materiales empleados fueron seleccionados con criterios de seguridad, resistencia y calidad, permitiendo la experimentación a través del cuerpo en movimiento. Principalmente, la sala estimula el equilibrio, la coordinación y la fuerza, a la vez que se habilitan múltiples oportunidades para la descarga física tan característica de esta franja etaria. Al mismo tiempo, el espacio integra elementos de carácter simbólico y abstracto que invitan a la construcción de mundos imaginarios, promoviendo la creatividad, la curiosidad y el juego colaborativo.
El conjunto espacial resulta de una síntesis entre el respeto por el patrimonio edilicio y una propuesta lúdica contemporánea. El diseño especial no impone recorridos ni reglas; propone, sugiere y habilita, permitiendo que cada experiencia sea única, apropiada desde el cuerpo y la imaginación de los niños y las niñas.
Sala 8-12
El subsuelo del edificio ha sido destinado a albergar el espacio para preadolescentes, un grupo etario con necesidades e intereses específicos, marcados por la búsqueda de identidad, la expresión personal y la interacción social. La estrategia de diseño partió de una lectura sensible de las condiciones ya existentes: la oscuridad inherente al subsuelo se resignificó como recurso atmosférico y estético de la sala, dando lugar a un entorno propicio para desplegar dispositivos lúdico-tecnológicos y experiencias inmersivas.
El desafío fue crear una sala de estimulación expresiva, en el que la luz, el sonido y la tecnología se integran como medios de experimentación y creación. Las propuestas están orientadas a favorecer la exploración visual, musical y corporal, habilitando modos de juego que estimulen la creatividad, la autoexpresión y el trabajo colaborativo; donde el diseño arquitectónico y lúdico actúa como soporte de experiencias significativas y contemporáneas, en diálogo con los lenguajes y prácticas culturales propios de la preadolescencia.
BANDA SONORA
Making of–Making of
EN CONJUNTO


